¿Te falta espacio en tu terraza o sueñas con un muro verde en casa? La jardinería vertical es la solución perfecta para traer la naturaleza a espacios reducidos. Más allá de su innegable belleza, un jardín vertical mejora la calidad del aire y actúa como aislante térmico y acústico. En este post te contamos todo sobre cómo hacer estos jardines, desde la planificación hasta el cuidado continuo.
Planifica tu proyecto: La base del éxito
Como en cualquier obra, una planificación meticulosa es fundamental para evitar problemas futuros y asegurar que tu jardín vertical prospere.
Elije el lugar perfecto
Evalúa la luz natural de forma crítica: la mayoría de plantas de huerto y flor necesitan un mínimo de 4-6 horas de sol directo. Para orientaciones norte o espacios muy sombríos, opta por especies como helechos, hiedra, begonias o la popular cinta (Chlorophytum comosum). Otro factor crucial es la resistencia estructural: un jardín vertical con sustrato húmedo es pesado. Asegúrate de que la pared o soporte elegido pueda sostener la carga, utilizando anclajes adecuados para fachadas o estructuras autoportantes.
Define tu estilo y materiales
Las opciones van desde lo más sencillo y económico hasta sistemas profesionales. Los proyectos DIY pueden utilizar palets de madera tratada, botellas de plástico recicladas o paneles de fieltro específicos. Para un resultado más pulido y duradero, existen sistemas modulares de plástico o metal que facilitan la instalación y el riego. Tu elección determinará el tiempo de montaje, la estética final y, sobre todo, el tipo de mantenimiento que requerirá.
Selecciona las plantas adecuadas
La regla de oro es agrupar plantas con necesidades similares de agua y luz. Para principiantes, son excelentes opciones las hierbas aromáticas (tomillo, romero, menta), las hortalizas de hoja (lechugas, espinacas), las fresas y las suculentas (como el sedum o la uva de gato). Evita plantas de raíz profunda o que se vuelvan demasiado grandes y pesadas.

Proceso completo paso a paso
Este proceso integra la instalación física con las prácticas de mantenimiento esenciales para garantizar la vida y salud de tu jardín a largo plazo.
Paso 1: Prepara y acondiciona la estructura
Si usas un palet, líjalo bien para evitar astillas y aplica un barniz o lasur para exteriores que lo proteja de la humedad de forma duradera. Forra la parte trasera, los laterales y el fondo de cada «cajón» con una malla geotextil, fijándola con grapas resistentes. Esta tela es esencial: permite el paso del agua sobrante (drenaje) pero retiene el sustrato, evitando que se desmorone.
Paso 2: Acondiciona los contenedores para un drenaje perfecto
Antes de añadir la tierra, asegura un drenaje óptimo. En el fondo de cada compartimento o maceta, coloca una capa de 2-3 centímetros de arcilla expandida, gravilla o piedras pequeñas. Esto creará una cámara de aire que evitará que las raíces se encharquen, la principal causa de pudrición en jardines verticales.
Paso 3: Rellena con sustrato especializado
No utilices tierra de jardín normal; es demasiado pesada y se compacta. Opta por una mezcla específica para jardinería vertical o contenedores: debe ser ligera, esponjosa y con alta capacidad de retener humedad y nutrientes. Una buena fórmula incluye turba rubia, fibra de coco, humus de lombriz y perlita. Rellena los contenedores, dejando un pequeño espacio en la parte superior.
Paso 4: Instala un sistema de riego eficiente desde el inicio
Este es el paso más importante para el mantenimiento futuro. El riego manual es irregular y laborioso. Instala un sistema de riego por goteo automatizado. Coloca un tubo principal en la parte superior y deriva microtubulaciones hacia cada planta. Conéctalo a un programador de riego. Esto garantiza una hidratación uniforme y constante, ahorrando agua y tiempo.
Paso 5: Realiza la plantación con criterio
Con la estructura aún en posición horizontal (si es posible), coloca las plantas. Extrae el cepellón con cuidado, sitúalo en su hueco y rellena los espacios con más sustrato, presionando ligeramente para eliminar bolsas de aire. Planta especies con mayor necesidad de agua en la parte superior y las más resistentes a la sequía en la inferior.
Paso 6: Establece una rutina de riego y alimentación constante
Una vez instalado verticalmente, ajusta el programador de riego. La frecuencia varía con la estación: en verano pueden necesitarse riegos cortos dos veces al día, mientras que en invierno bastará con uno cada varios días. Para la nutrición, abona cada 15-20 días durante la primavera y el verano con un fertilizante líquido orgánico diluido, directamente en el sistema de riego o aplicado foliarmente.
Paso 7: Poda y mantenimiento periódico
La poda es un cuidado esencial para mantener la belleza y salud. Elimina regularmente hojas y flores amarillas o secas para estimular un nuevo crecimiento y prevenir hongos. Controla el tamaño de las plantas mediante pellizcos en los brotes para fomentar que se hagan más tupidas. Además, revisa semanalmente el envés de las hojas, un lugar favorito para plagas como pulgones, cochinilla o araña roja. Una detección temprana permite usar remedios ecológicos como agua con jabón potásico o aceite de neem. Una planta bien regada y abonada es siempre más resistente.
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Seguir estos pasos te llevará a un jardín vertical exitoso. Sin embargo, un diseño e instalación profesional eliminan cualquier incertidumbre, garantizando un resultado espectacular, eficiente y de muy bajo mantenimiento desde el primer día.
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